problemas con las drogas
SEATTLE ⎯ Una noche de esta primavera, el rapero Lil Pump, de 16 años y que usa aparatos de ortodoncia, estaba dormido ⎯o algo así⎯ en un sofá del segundo piso del teatro Columbia City, con sus rastas rubias y rosas colgando frente a su cara. Entró su viejo amigo y colega rapero Smokepurpp, de 20 años, con una camisa a cuadros holgada sobre una playera de Nirvana, preguntando: “¿Quién trajo Xanax y Percocet?”, en referencia a los barbitúricos.
En el salón principal, con techos altos y paredes de ladrillo, unos 300 fanáticos estaban a la espera de que empezara el espectáculo.
En algún momento, Lil Pump se despertó y salió por la puerta trasera. Cuando finalmente llegó al escenario ⎯uniéndose a Smokepurpp⎯, fue recibido a gritos. Entre ellos, uno que Lil Pump no tomó amablemente: respondió pateándole la cabeza a un joven. Pronto, el frente de la sala era un alboroto total, con personas que se lanzaban del escenario al piso y otras corrían hacia las puertas.
Después, de regreso detrás de las bambalinas, Lil Pump, con arañazos ensangrentados en el rostro, revisó con entusiasmo las imágenes de la pelea en el teléfono de un amigo, diciéndole que lo enviara a un popular bloguero de chismes del hip-hop, y luego lanzó su grito característico, “ESKEDDDDDDDITTT”; una pronunciación casi de comedia absurda de la frase en inglés “Let’s get it” (Hagámoslo).
Comentarios
Publicar un comentario